Esperamos que nuestros hijos nos traten con el respeto debido y que sepan respetar a los demás. Pero ¿respetamos nosotros a nuestros hijos en la misma medida?
Y
si no, preguntémonos por qué en ocasiones la manera de tratar a nuestro hijo no
se corresponde con el respeto que debemos a cualquier persona adulta.
Aunque
son pequeños y de corta edad, se sienten despreciados cuando les hablamos con
altivez, humillados cuando les avergonzamos (a veces en público), y
atropellados cuando les damos órdenes incomprensibles a sus ojos. Actuar así es la mejor manera de empezar a
levantar barreras que dificultan nuestro entendimiento con ellos. En cambio, si les tratamos con el mismo respeto
que a cualquier persona, les ayudamos a sentirse tan importantes como los
adultos, dignos de la misma consideración y favorecemos una comunicación fluida
entre nosotros y ellos. Respetar es tratar a alguien con la debida
consideración.
Las ventajas educativas de tratar a los hijos con el debido respeto son decisivas. Si nuestra relación con ellos no se basa en la consideración, se vuelve imposible llevar a cabo una acción educativa eficaz y la convivencia, a medida que se van haciendo mayores, resultará dificultosa.
Dos grandes razones justifican la necesidad de otorgar a los hijos un trato
basado en el respeto:
Los niños tienen sentimientos igual o más intensos que nosotros. A menudo nos olvidamos de ello y pensamos que no tener ni el poder ni la madurez de la edad adulta es sinónimo de no acusar lo que pasa alrededor de uno.
Los niños aprenden a relacionarse y a comportarse por imitación y por contagio. Cuando son pequeños aprenden a hablar en el idioma que hablan los padres. Aprenden imitando las palabras que oyen. Pero al aprender a hablar no sólo adquieren esta habilidad, sino que adquieren con las palabras unos contenidos, unas actitudes, unas maneras de comunicarse.
Es imprescindible establecer límites y normas de convivencia con
nuestros hijos y guiarlos en su desarrollo y autonomía, pero aún más
importante es hacerlo basándonos en el amor y respeto que como seres humanos se
merecen.
"LOS NIÑOS OLVIDARÁN LO QUE DIJISTE, OLVIDARÁN LO QUE HICISTE PERO
NUNCA OLVIDARÁN COMO LES HICISTE SENTIR"