Ante
la magnitud de los eventos recientes, el organismo se puede manifestar con
cansancio, cambios de humor, ansiedad, miedo, problemas para dormir, dolor de
cabeza y un menor rendimiento.
En
situaciones que son de estrés sistemático, como la que hemos vivido, lo normal
y esperable es sentir miedo, sobre todo, porque se trata de situaciones que
escapan de nuestro control. Esto se traduce en ansiedad y una mayor labilidad.
A
partir de ese sentimiento, se desencadenan otra serie de síntomas que han sido
tema de conversación recurrente en estos días, como cefaleas y una mayor
contracción muscular, que genera una sensación de agotamiento o cansancio mayor
al habitual. Y que también afecte el buen dormir, por lo que el descanso en las
noches no es reparador.
El
entrenamiento en relajación progresiva favorece una relajación profunda sin apenas
esfuerzo, permitiendo establecer un control voluntario de la tensión distensión
que llega más allá del logro de la relajación en un momento dado.
Te
invitamos a hacer uso de esta técnica, sugerimos utilizar audífonos para mayor concentración cuando se dispongan ir a dormir 😴
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